Consejo Municipal de la Juventud de Medellín
Ago-2025
Construyendo un Medellín Joven
28 de septiembre de 1995, fecha en la cual se posesiona la Asamblea de Delegados del Consejo Municipal de la Juventud. Un espacio único en el mundo en el cual, a través del ejercicio de la democracia se pretendía darle espacio a la «muchachada» de Medellín que para la época, era la ciudad más violenta del mundo.

Enseñar y construir ciudadanía a partir de edades tempranas es imperativo para una sociedad democrática.
El respeto por la diferencia, la escucha política, el saberse “ponerse en los zapatos del otro” y otros más hacen parte de lo que aprendí en el Consejo Municipal de Medellín – CMJ.
Era el año 1995, vivía en la comuna 7, Robledo – La Campiña, un espacio recién en construcción sobre una ladera de un sistema de montañoso. Fuentes hídricas, árboles frutales, naturaleza y constructoras aprovechando ese occidente para la expansión de la ciudad. No puedo dejar a un lado algunos grupos de delincuencia que hacían presencia en la comuna.
Sí, todo hay que decirlo y anotarlo. La violencia seguía haciendo presencia en este rincón de Medellín.
Estábamos dejando atrás la época oscura del narcotráfico. El desplazamiento interno a causa de los conflictos barriales era habitual en zonas de la ciudad y las ganas de salir adelante estaban a la orden del día.
Durante un tiempo hice parte de grupos juveniles tales como el propio de la parroquia y el movimiento escultista. Esto me ayudó a ver a la ciudad de otra manera, a interactuar con otros pensamientos e ideologías que estaban sedientas de sangre joven para que no quedaran en el olvido.
Un día vi un aviso que convocaba a las elecciones del primer Consejo Municipal de la Juventud. Me quedé pensando si podía hacer parte y que tenía que hacer para vincularme.
Fui a la Inspección de Policía de la comuna, en el pronunciado parque de Robledo. Entré y me entregaron la certificación de que vivía en el sector.
Me inscribí. Pasaron algunas semanas. Me citaron a un espacio del municipio en el barrio Castilla. Lo llamaban el centro zonal 2. Era sobre la carrera 65. La verdad nunca había estado en ese sector de la ciudad.
Allí me encontré con otros hombres y mujeres lideres jóvenes de las comunas 5, 6 y 7. Algunos iban con sus fórmulas para la candidatura. Otros estábamos solos.
Nos explicaron en qué consistía el asunto, nos conocimos y expresamos lo que queríamos hacer cuando llegáramos elegidos por voto popular a este nuevo espacio de ciudad.
Pasaron algunas reuniones en el mismo lugar. Escritura, oralidad, risas y recelos. De todo eso se sintió y vivió en los talleres para formarnos en cultura ciudadana.
Se llegó el mes de julio y empezó la correría por los colegios de mi comuna.
En este momento, Edgar y Pablo se sumaron a mi candidatura. ¿y quienes eran? Jum, ni idea. Solo sé que me escucharon y dejaron a su compañera para venirse conmigo.
Anduve casi que todos los colegios públicos y privados de la comuna. Hablé con muchos muchachos de mi edad o menores. Fue mi primer ejercicio político.
Obvio. No podía prometer nada. No fui adoctrinado, ni impulsado por algún movimiento o partido o “gamonal” político. Lo mío fue las ganas de liderazgo y poder representar a mi comuna.
Edgar y Pablo me ayudaban en sus barrios a contar el cuento.
Recuerdo que Edgar me propuso el diseño de unos volantes para repartirlo por el sector. Cuando menos pensé, estaban rodando por los colegios. Eran fotocopias. No teníamos presupuesto para grandes diseños e impresiones a color. Lo que sí es que estaban bien diseñado. Bonito.
La oficina de la juventud del municipio de Medellín era la encargada de la logística de las elecciones. Se llegó el día y, a pesar de algunas intimidaciones de compañeros de mi colegio, continué en mi propósito.
Mi papá me dio una plata para pagarle a un vecino que tenía un taxi y ese día, el de las elecciones, don Darío me llevó a recorrer casi que cada punto de elección.
Era una fiesta democrática juvenil. La primera en Latinoamérica. Era un experimento que salió, si mal no recuerdo, de la Organización Iberoamericana de Juventudes y la Alcaldía. No está de más recordar que, para esa época, estábamos recién estrenando Constitución Política y que en el Concejo Municipal había representantes de movimientos insurgentes desmovilizados del M-19 y el EPL.
Hago mención de ello pues la secretaria de Bienestar Social del Municipio fue Gloria Quiceno. Desmovilizada de ese grupo y quien con otros “compañeros” estaban al frente de este despacho.
Todo es caldo democrático, tensiones políticas y aspiraciones de muchos jóvenes llevaron a que se eligiera la Asamblea de Delegados del CMJ.
Éramos 63 entre los cuales se debía elegir 21 consejeros. Estos debían representar a los movimientos juveniles, artísticos, grupos scouts y otros más que ponían sus esperanzas para que en este nuevo espacio nos pudieran escuchar y llevar esperanza y nuevas opciones a nuestros barrios.
Había músicos, poetas, estudiantes de colegio y universidad, “anti-militares”, soñadores, raperos… mejor dicho estaba representada la ciudad allí. Desde los estratos bajos a los altos. Morenos, blancos, negros, mulatos… de todo.
Recuerdo que la posesión la tuvimos en el aula múltiple de la Alcaldía. Era un 28 de septiembre de 1995.
El espacio estaba ubicado en un segundo piso. Allí estábamos sentados, nerviosos, ansiosos, con ganas de conquistar el mundo.
Llegó el alcalde, Sergio Naranjo e hizo la toma de juramento. Todos muy conductados, juiciosos, juramos acatar las normas y la constitución.
La noticia salió en televisión, radio y prensa. No había más. Nada de Facebook ni de tik tok, ni de nada. Era la vieja escuela.
Bueno. Hay más historia que contar. Anécdotas que pasan desde un beeper hasta un viaje a Lisboa – Portugal.
Quizás este es un breve relato que no da muchos detalles. Con este quiero hacer un reconocimiento a todos los lideres que hace 30 años tomamos la opción del ejercicio de la ciudadanía. Soñamos con una ciudad incluyente, una ciudad para las oportunidades.
Gracias a mi mamá y mi papá y mis hermanos por creer y seguirme la corriente. A Pablo y Edgar por sintonizar con mis propuestas. A los casi 110 votantes que creyeron y depositaron su voto.
Hago un reconocimiento especial a Luz Marina, Patiño, César, Gloria y otros más de la Oficina de la Juventud.
A mis colegas consejeros y amigos de la vida
Yomar Benítez, Felipe Gil, Melba, Eliana Vanegas, Santiago Gómez, Marlon Carmona, Zulima Posada, Augusto Posada, Mauricio Londoño, Mauricio García, Catalina Ortiz, Fernando Leudo, Maribel Oquendo, Martin Rodríguez+, David Medina, Jorge Gómez, Weimar Guarín, Froilan Zuluaga, Jesenia Caro, Santiago, Alexander García, Isabel, Carlos Morales, Adriana David, Iván Rodríguez, Manuel Alejandro, Fredy Ruiz, Héctor Posada, Juan Zabala, Jorge Hugo Cadavid, Uber Vallejo, Lina Bedoya, Angelica Giraldo, Edgar Montaño, Carlos Patiño, Carlos Zapata, Miguel Abad…
Quizás se queden muchos por fuera. Son muchos años sin ver o saber de algunos de ellos. A todos, gracias por enseñarme y apoyarme en el camino de la vida.
También, debo mencionar a algunas organizaciones gubernamentales y sociales con las cuales tuve contacto como la Corporación Región, Surgir, la Consejería Presidencial para Medellín, la ACJ, Fundación Social, GTZ de Alemania, Corporación Paisa Joven.
Ojalá las nuevas generaciones de consejeros puedan vivir, aprender y servir como lo hice. No dejen que el ego y las pretensiones politiqueras los envuelvan y pierdan sus sueños y propósito.
Un texto para la memoria. Unas letras para recordar y sentir lo bonito que es el ejercicio de la democracia.
Posdata… algunas referencias al respecto
- 1. POSIBILIDADES Y LIMITACIONES DE LA PARTICIPACION JUVENIL PARA EL IMPACTO EN LA AGENDA PUBLICA: El caso del Consejo Municipal de Juventud en Medellín* https://www.scielo.cl/pdf/udecada/v10n17/art04.pdf
- 2. Una serie de videos que dan testimonio de la huella del CMJ en el año 1995